Todavía no logro entender qué es lo que me frena, me ata de pies y manos, me empuja para atrás. Ahí estaba yo. Yo, o en tal caso, otro de mis tantos YO. Rindiéndome, cayendo sobre el hombro de un hombre ajeno a mí. Obteniendo por un instante la cosa más simple, más dulce, más falsa que necesitaba.
Sólo eso.
y renacer.
Tantas mentiras juntas alivian.
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