Tal como me imaginaba, nada nada bien. Quizás lo proyecté, como sea, ya es una realidad. Aunque no iba a dar el brazo a torcer, hoy, mañana, o en dos meses después de haberme perseguido por toda Argentina, me van a poner esas putas inyecciones; así que no sé hasta dónde valga la pena escaparme y poner en marcha un operativo anti-médicos.
Hagan lo que quieran, no creo que nada se sienta peor de lo que me siento por dentro... incluso morirme desangrada en un hospital público, toco madera; pase lo que pase me voy a morir de lo que tenga a que me toque un bisturí de... no los culpo; me da igual. Sólo espero tener todavía la libertad de decidir sobre mi persona, si es que para ese entonces todavía no perdí los estribos.
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